Su época de colegio, hasta los 14 años aproximadamente, la recuerda con alegría. No le resultaba difícil aprobar, aunque tampoco es que fuese extremadamente fácil. Nadie cuestionaba su inteligencia. Simplemente, iba aprobando. Recuerda que jugaba mucho con sus amigos y que todos eran tratados como iguales.

Pero todo cambió cuando llegó la educación que hoy se conoce como secundaria. No sólo un nuevo colegio y nuevos amigos, sino que los estudios se complicaron algo más. Allí empezó a ver que le costaba pasar los exámenes.

Tampoco es exactamente que le costase, es que no tenía mucho interés por aprender esas cosas. Quizá también influyera cómo los profesores explicaban. De no solo un profesor recibió comentarios tipo “no vales para nada” o “no sé qué futuro tendrás”. Eso seguro que no ayudaba a que se motivase por intentar aprender… Te puedes imaginar el daño que puede hacer eso en la moral de una niña que todavía se está desarrollando e intentando encontrar su lugar en el mundo.

La soledad y el no encontrar tu sitio era un sentimiento muy recurrente, además de la culpa y la vergüenza de creer que era ella la que tenía una deficiencia. Todos parecían saber el destino. O, al menos parte del camino. Pero ella se sentía que no encajaba en ninguna parte. Los adultos, que son figuras de autoridad en esas edades, no le mostraban posibilidades alternativas. Eso hacía que que no encontrase mucho sentido ni a lo que estudiaba, ni a lo que hacía, ni siquiera a la vida en sí. El «estar perdido» adquiría una dimensión inabarcable para alguien de 15 años.

Bruja voladora

Sin embargo, había una cosa que le encantaba hacer. Dibujar. Y es que dibujaba como los ángeles. No había rato en cualquier clase, fuese de historia o de geografía que no estuviese con el lápiz o el boli sobre el papel, dando rienda suelta a su creatividad. Seguramente, la más creativa de toda la clase.

Cuando en algún examen no sabía las respuestas, su manera particular de responder era hacer un dibujo del personaje en cuestión, por ejemplo, Napoleón dirigiendo la batalla de Austerlitz. Pero para los estándares educativos occidentales, esa no es manera de solventar un examen. Y así coleccionaba muy deficientes, sin que nadie mostrase el más mínimo interés en empujar esa faceta artística que tenía. Vaya mierda de sistema educativo.

El sistema educativo mata la creatividad

Dice Sir Ken Robinson que “debido a nuestro sistema educativo, la mayoría de los estudiantes nunca llegan a explorar todas sus capacidades e intereses. Aquellos cuya mente funciona de forma diferente – y son muchos, puede que incluso la mayoría – pueden sentirse totalmente ajenos a la cultura educacional. Por eso, a muchas de las personas que han triunfado en la vida no les fue bien en el colegio.”

Y es que nuestro anticuado sistema parece que solo premia a aquellos que son buenos con los números o con las palabras. En realidad, hay muchos tipos de inteligencia que pueden, si se potencian, permitir a cada persona realizarse y orientar su carrera hacia esas áreas donde sobresalen. El problema, como en el caso de la niña, es que muy pocos profesores tienen los incentivos o los conocimientos para hacerlo.

Tipos de inteligencia

Tipos de inteligencia

Habitualmente, se tiende a medir la inteligencia de una persona por los típicos test de Coeficiente Intelectual. Por suerte, son ya muchas las voces que señalan que este tipo de estudios, están totalmente sesgados hacia unos tipos de inteligencia concretos y que no reflejan la realidad actualidad. Ni siquiera sirven para predecir qué estudiantes resultarán más exitosos en el día de mañana. Sí que sirven, por desgracia, para crear mucha frustración…

Howard Gardner, profesor de Harvard, es el más destacado de ellos. En 2011, le fue concedido el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, por su teoría de las inteligencias múltiples. Ésta se explica en su libro “Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples“. Pese a que no sea perfecta, a mi entender es una aproximación mucho más válida y completa.

Quizá no se trate específicamente de inteligencia, sino de aptitudes y habilidades, pero encontrar una manera de poder evaluarlas y orientar a los niños hacia aquellas en las que sobresalen y se sienten más cómodos puede generar mucho beneficio tanto a ellos mismos como a la sociedad.

Estas son las distintas categorías que Gardner propone:

Como ves, el espectro es amplísimo y reconocer en cuáles de esas categorías sobresalen los alumnos sería de gran ayuda para ellos, para los padres y ahora mucho más gratificante la labor del propio profesor. La niña dibujante bien lo habría agradecido.

Ilustradora

Conoce tus aptitudes

Sin esa orientación, a punto estuvo de estudiar Derecho. Por suerte, al final se convenció que si no valía para estudiar en el colegio, mucho menos valdría en la universidad. No tenía razón, pero ese autoconvencimiento le sirvió para poder orientarse hacia el diseño, que no andaba alejado de su verdadera pasión.

Tras unos años de estudios, empezó a trabajar. Pero, viendo que la parte empresarial le quedaba grande, y apoyada en las casualidades, que siempre las hay en las vidas de quienes apuestan y arriesgan, decidió dedicar más tiempo a sus ilustraciones. La gente se empezó a interesar por sus dibujos. Luego fueron algunas editoriales. Luego empresas que querían ilustrar sus catálogos. Y así hasta el día de hoy, donde se gana la vida felizmente como ilustradora y tiene una comunidad de seguidores importante.

Inteligencia

Una de las razones por las que hay tanta gente que aún no ha conseguido encontrar su pasión, dedicarse a algo que les llene, es que no conocen sus aptitudes. Por eso, si te encuentras en esa situación tú mismo, o eres madre o padres de niños que todavía se están formando, es muy importante hacer la reflexión de qué tipos de inteligencia o aptitudes son aquellos en los que sobresales, o tus hijos sobresalen.

Solo conociéndolos bien se podrá orientar la vida de la manera más satisfactoria. Las implicaciones de esto, además, son enormes. Es mucho más sencillo que alguien feliz con su trabajo sea más amable, eduque mejor a sus hijos, trate bien a sus amigos y pareja, etc.

¿No crees que merece la pena estudiarte en profundidad y reinventarte acorde a tus aptitudes?

PD: Si eres padre, quizá quieras considerar una educación tipo Montessori para tus hijos.

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