Hoy quiero hablarte del fracaso. Muchas veces tengo los posts preparados con antelación. Normalmente, el fin de semana de antes escribo uno o dos posts. Así, tengo tiempo de sobra para acabar de editarlos durante la semana, añadir las imágenes y fotos, y que estén listos para el Jueves.

Este fin de semana, sin embargo, han sido Fallas y, si eres fallero, como yo, son unos días complicados. Mucho evento, poco dormir y nada de tiempo libre. Si encima las resacas han sido compañeras de viaje, todavía peor, pues inicias la semana tocado.

Así que voy a hacer un post improvisado. No es que no haya estado pensando sobre él. Ya ves que lo primero que he dicho es que voy a hablar del fracaso. Eso lo tengo claro. Solo que lo escribo minutos antes de publicarlo, sin saber bien qué saldrá. Espero transmitir bien lo que me ha rondado la cabeza estos días.

Como decía, soy fallero. Llevo más de 15 años perteneciendo a la misma Falla (una especie de Asociación donde todos se juntan cada año para celebrar la fiesta, con su carpa donde se come, cena, bebe y baila). Por tanto, ya son unos años conociendo a toda la gente. Al final, entablas amistades, comentas azares de la vida. Y te sigues en redes sociales. Que es lo que importa para lo que aquí voy a contar.

No dejes que las redes sociales te enmascaren la realidad

He recibido felicitaciones por vender mi empresa, o por mi post sobre el encuentro revelador que «tuve». Este último, por cierto, creo que es el que más ha gustado, incluido a mí, de todo lo que he escrito. Si no lo has leído, te recomiendo lo hagas. Además de recibir felicitaciones sobre lo que he escrito o sobre lo que cuento que me ha pasado en mi vida, también algunas personas me han dicho lo bonito y divertido que debe de ser dedicarse a lo que uno le apasiona. Incluso, «qué envidia de vida», me han llegado a decir.

Puedes pensar, si has leído mis últimos posts, que he trabajado muy duro para conseguir lo que he conseguido. Y puede que sólo el pensamiento de esa dificultad te impida a ti avanzar en la dirección correcta. Pero no quiero que mi blog suene como una apología de todo lo que me lo he currado para conseguir lo que he conseguido. No. Porque no lo es.Todo lo contrario. Yo mejor que nadie sé que he tenido más de suerte que de trabajo. Más de estar en el sitio oportuno en el momento oportuno que de echarles horas y horas. Más de saber jugar mis cartas, que de tener múltiples partidas abiertas.

Haz del fracaso tu mejor aliado

No ha sido un camino fácil

Quiero que suene como lo que ha sido. Un camino difícil. Y un camino que sigue siendo difícil. Muchas veces las redes sociales o los blogs pueden engañar. La gente solo quiere transmitir cosas positivas. Y, a veces, está bien, pero los receptores de esos mensajes no podemos caer en la tentación de pensar que eso es lo único que existe. Que nuestro sufrimiento, nuestra desdicha, aunque sean temporales, solo nos pasan a nosotros. Ni mucho menos.

Por mucho que suene así, nada es solo fácil y bonito

Como health coach, uno de los momentos clave en una relación con un cliente es el momento en que éste se abre y cuenta algo que no contaría ni a su mejor amigo. Si he hecho bien mi trabajo, desde una perspectiva de no juzgar a la persona, tener compasión y hacerle ver que todos estamos pasando por algo, siempre llega ese momento. Por eso, me puedo permitir escribir este post en el que contarte que no todo es tan fácil como parece, ni tan bonito. Lo sé por las experiencias de otros, pero también por la mía propia.

Ojo, yo soy el primero que opina que la vida es maravillosa. No va de ser pesimista este post. Va de saber que hay momentos malos también. Momentos en los que no te salen las cosas. A todos nos pasa. Y esos momentos son únicos y dolorosos, sean del tipo que sean. Pero no debes dejar que éstos dominen tu vida.

Antes decía que he tenido suerte y he sabido estar en el momento oportuno. ¿Sabes una cosa que no me voy a negar haber puesto yo de mi parte? Siempre levantarme. ¿Quieres conocer que he considerado yo fracaso a nivel personal?

Cualquier fracaso personal nos marca. Estos son algunos de los míos.

Pero, ¿sabes también qué? No me importa cuántas veces me haya fallado a mí mismo. Cuántas decepciones me haya llevado. Cuántas veces haya pensado «qué fracaso». O haya trabajado menos de lo que necesitaba. Llegado tarde a un deadline importe. No entregado un trabajo a tiempo en la universidad. Suspendido asignaturas. Comido mal. Bebido y fumado. Percibido las dudas de otros en mi valía. Notado mis propias dudas sobre si podría acabar tal o cual carrera. Podría seguir. Pero creo que ya lo entiendes.

Siempre hay que levantarse

No importa cuántas veces haya podido caer. Una cosa que, por suerte, está en mi espíritu es que siempre me levanto. Puedo pasar uno, dos, tres días, deprimido o bajo de moral después de haber traicionado lo que quiero ser, pero al cuarto, pienso que ya está bien de compadecerse. Ya está bien de llorar y de lamentarse. El pasado, pasado está y solo nos queda luchar por cambiar el presente y el futuro. Suena a tópico, pero no tengo derecho a estar así.

Esta semana la empecé leyendo un libro del Dr. Gabor Maté sobre adicciones. Si te interesa el tema, en este magnífico podcast de Tim Ferriss tienes más información. El caso es que leyendo el libro, donde se narran historias espeluznantes que la gente vive, relacionadas con las adicciones, me doy cuenta que no puedo ser más afortunado. No sé cómo podría vivir yo una situación así. Por eso mismo, nunca voy a dejar de levantarme con esos pequeños reveses de la vida. Si me dejo vencer por, lo que visto en perspectiva, son nimiedades, ¿cómo voy a soportar cuando lleguen los momentos duros de verdad?

Por eso, cuando leas cualquier cosa que escriba, quiero que no solo te quedes con lo bonito que suena y lo genial que sería tener eso en tu vida. Piensa también que detrás ha habido sufrimiento, ha habido lucha, ha habido incertidumbre. Y, precisamente por eso, es más bello todo, tiene más significado. Piensa, cuándo estés iniciando tu propio camino hasta descubrir tu pasión, cuando sientas que no puedes alcanzar tal o cual meta, que todos pasamos por baches. Levantarse es la diferencia entre los que lo conseguimos y los que dejan que esos baches les hundan.

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